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Cómo se prepara una escena porno

La industria pornográfica siempre ha sido un sector fascinante dentro de los negocios. Un tabú para muchos, todavía a día de hoy, a pesar de que el sexo ante la cámara ya está bastante más normalizado. Uno de los pilares fundamentales de Internet, ya que se estima que el 20% del contenido de la red tiene que ver con la pornografía y el erotismo. Este negocio mueve millones en todo el mundo, y aun así, siempre ha sido mal visto y defenestrado por las grandes empresas. Google, Facebook y demás tienen una forma muy agresiva de censurar cualquier contenido que tenga que ver con el porno. Las redes sociales son un coto bastante prohibido para este tipo de contenidos, que sin embargo, han encontrado otras formas de expandirse. El porno está viviendo una edad dorada, porque nunca antes había llegado de una manera tan directa a tantísimos espectadores.

Y es que detrás de este negocio hay mucho trabajo, aunque todavía haya quien piense que el porno solo consiste en tener sexo delante de una cámara. Hay escenas amateur donde esto es así, no lo vamos a negar, pero también es cierto que las productoras profesionales cuentan con muchos más medios, y para obtener un vídeo de calidad hace falta mucho trabajo y sobre todo, una gran planificación. En los últimos tiempos, algunas actrices, directores y productores han mostrado parte de las bambalinas de la industria, más allá de las propias escenas sexuales. Cómo se contrata a una actriz porno, cómo esta se prepara para la escena, cuánto se tarda en grabar, cómo son los contratos para los técnicos de luces, sonido… Una productora de cine para adultos tiene muchísimas funciones a realizar para que una escena de apenas 30 minutos salga bien, y en muchas ocasiones, el ritmo vertiginoso de trabajo no lo pone nada fácil. Es por eso que hoy queremos ahondar en la forma que tienen estas productoras de planificar la grabación de una escena a día de hoy. Se sirven de medios tecnológicos como ordenadores, pizarras interactivas, tablets y todo tipo de dispositivos que facilitan mucho más  el flujo de trabajo organizativo.

Una producción compleja

Cuando vemos una escena porno, seguramente lo último en lo que pensemos es en el trabajo de producción que hay detrás. Está claro que este tipo de cine sirve para sacar el lado más ardiente y morboso de los espectadores, y que aparentemente, es mucho más sencillo de grabar. Sin embargo, hay productoras que ponen toda la carne en el asador para ofrecer vídeos muy profesionales, grabados en localizaciones exóticas, con una iluminación ideal… Como en cualquier sector, las cosas se pueden hacer de muchas formas diferentes, y cada productora también llega a donde llega. Pero podemos afirmar que para grabar un vídeo con alguna de las grandes, como Brazzers o Vixen, por ejemplo, la producción puede tomar más de una semana, aunque la grabación se lleve a cabo en un par de días solamente.

Todo está perfectamente calculado

Al ver una escena porno podemos llegar a pensar que todo se hace sobre la marcha. Que el propio encuentro sexual surge del deseo de esos dos actores, y simplemente se dejan llevar. Pero lo más importante es entender que en una buena producción todo está calculado al milímetro, y salirse de ello puede suponer un gasto extra inasumible. Se preparan los focos, las cámaras y el lugar, que a veces incluso tiene que ser alquilado, para que la grabación salga adelante en el menor tiempo posible. Hay que maximizar los costes y para ellos es mejor ir bien preparados. Los actores ensayan los diálogos muchas veces antes de la escena, e incluso deciden cómo van a disfrutar del placer sexual.

Las posturas se deciden previamente, entre los actores y el director, para que a la hora de la verdad todo sea mucho más fluido. Es habitual que ese encuentro, que a veces dura veinte minutos o incluso un poco más, si los actores aguantan, sea solo el climax de toda la grabación. Antes se hacen pruebas, se toman fotografías, se ensaya, y tras el encuentro vienen las duchas, el recoger el equipo, el grabar una despedida, material extra… Quien piense que un día de grabación se limita solo a una escena cae en el mismo error que pensar que un futbolista solo trabaja dos horas a la semana, cuando juega. La preparación es además indispensable para que la escena salga bien, tanto por la comodidad del equipo como por la de los propios actores.

La necesidad de una buena planificación

Días, a veces semanas antes de la propia grabación, el equipo ya se prepara para la misma. En esto del porno, donde se graban escenas todos los días, el ritmo de trabajo es vertiginoso, así que es habitual trabajar en varios proyectos a la vez. Lo primero es determinar el tipo de escena que se quiere llevar a cabo, y en consecuencia al tiempo y a las necesidades, crear un presupuesto. Este puede variar muchísimo de una escena a otra, pero habitualmente un vídeo porno de unos 30 minutos, con buena calidad y grabado en Estados Unidos puede costar más de 3.000 dólares. Es una inversión que luego suele dar rédito, aunque a veces también se sube al doble o incluso al triple, si hay localizaciones mucho más espectaculares o actores mejor pagados.

Todo eso se tiene que preparar. Buscar el lugar donde grabar, que se habitúe a la escena (o al contrario, preparar el guión según el sitio que se tenga para grabar), contratar al equipo técnico… Los actores también suelen ser llamados con tiempo de sobra, ya que sus agendas son muy complejas, y cuesta encajar un día para que puedan compartir pasión antes las cámaras. Habitualmente se barajan varios nombres, y también es función de la productora el tantearlos y escoger a los mejores. Si hay que traerlos desde lejos se deben buscar vuelos, habitaciones de hotel, restaurantes para comer… Todo ello sumado a los propios contratos y permisos necesarios para rodar en ciertos sitios. Es una producción más compleja de lo podría parecer, y solo posible con una verdadera buena planificación.

Naturalidad y profesionalidad

Lo más interesante de todo este tema es que cuando analizamos la escena, la producción debe ser lo último en lo que pensemos. Todo debe quedar natural porque al final estamos rodando una fantasía que debe ser relativamente creíble. Desde el maquillaje de las chicas hasta la propia iluminación, el sonido… Todo debe ser inmersivo, pero a la vez natural. Y preparar algo así no es precisamente sencillo, ya que requiere de una gran profesionalidad y calidad. Esa naturalidad que buscamos hará que el espectador entre dentro de la escena, y la vea perfecta, solo que no sepa por qué. El trabajo que hay detrás es enorme, solo para conseguir ese efecto tan especial, sobre todo en las grandes producciones. El porno también tiene mucho de planificación, y seguro que ahora ya no vas a ver las escenas de la misma manera.

La industria pornográfica siempre ha sido un sector fascinante dentro de los negocios. Un tabú para muchos, todavía a día de hoy, a pesar de que el sexo ante la cámara ya está bastante más normalizado. Uno de los pilares fundamentales de Internet, ya que se estima que el 20% del contenido de la red tiene que ver con la pornografía y el erotismo. Este negocio mueve millones en todo el mundo, y aun así, siempre ha sido mal visto y defenestrado por las grandes empresas. Google, Facebook y demás tienen una forma muy agresiva de censurar cualquier contenido que tenga que ver con el porno. Las redes sociales son un coto bastante prohibido para este tipo de contenidos, que sin embargo, han encontrado otras formas de expandirse. El porno está viviendo una edad dorada, porque nunca antes había llegado de una manera tan directa a tantísimos espectadores.

Y es que detrás de este negocio hay mucho trabajo, aunque todavía haya quien piense que el porno solo consiste en tener sexo delante de una cámara. Hay escenas amateur donde esto es así, no lo vamos a negar, pero también es cierto que las productoras profesionales cuentan con muchos más medios, y para obtener un vídeo de calidad hace falta mucho trabajo y sobre todo, una gran planificación. En los últimos tiempos, algunas actrices, directores y productores han mostrado parte de las bambalinas de la industria, más allá de las propias escenas sexuales. Cómo se contrata a una actriz porno, cómo esta se prepara para la escena, cuánto se tarda en grabar, cómo son los contratos para los técnicos de luces, sonido… Una productora de cine para adultos tiene muchísimas funciones a realizar para que una escena de apenas 30 minutos salga bien, y en muchas ocasiones, el ritmo vertiginoso de trabajo no lo pone nada fácil. Es por eso que hoy queremos ahondar en la forma que tienen estas productoras de planificar la grabación de una escena a día de hoy. Se sirven de medios tecnológicos como ordenadores, pizarras interactivas, tablets y todo tipo de dispositivos que facilitan mucho más  el flujo de trabajo organizativo.

Una producción compleja

Cuando vemos una escena porno, seguramente lo último en lo que pensemos es en el trabajo de producción que hay detrás. Está claro que este tipo de cine sirve para sacar el lado más ardiente y morboso de los espectadores, y que aparentemente, es mucho más sencillo de grabar. Sin embargo, hay productoras que ponen toda la carne en el asador para ofrecer vídeos muy profesionales, grabados en localizaciones exóticas, con una iluminación ideal… Como en cualquier sector, las cosas se pueden hacer de muchas formas diferentes, y cada productora también llega a donde llega. Pero podemos afirmar que para grabar un vídeo con alguna de las grandes, como Brazzers o Vixen, por ejemplo, la producción puede tomar más de una semana, aunque la grabación se lleve a cabo en un par de días solamente.

Todo está perfectamente calculado

Al ver una escena porno podemos llegar a pensar que todo se hace sobre la marcha. Que el propio encuentro sexual surge del deseo de esos dos actores, y simplemente se dejan llevar. Pero lo más importante es entender que en una buena producción todo está calculado al milímetro, y salirse de ello puede suponer un gasto extra inasumible. Se preparan los focos, las cámaras y el lugar, que a veces incluso tiene que ser alquilado, para que la grabación salga adelante en el menor tiempo posible. Hay que maximizar los costes y para ellos es mejor ir bien preparados. Los actores ensayan los diálogos muchas veces antes de la escena, e incluso deciden cómo van a disfrutar del placer sexual.

Las posturas se deciden previamente, entre los actores y el director, para que a la hora de la verdad todo sea mucho más fluido. Es habitual que ese encuentro, que a veces dura veinte minutos o incluso un poco más, si los actores aguantan, sea solo el climax de toda la grabación. Antes se hacen pruebas, se toman fotografías, se ensaya, y tras el encuentro vienen las duchas, el recoger el equipo, el grabar una despedida, material extra… Quien piense que un día de grabación se limita solo a una escena cae en el mismo error que pensar que un futbolista solo trabaja dos horas a la semana, cuando juega. La preparación es además indispensable para que la escena salga bien, tanto por la comodidad del equipo como por la de los propios actores.

La necesidad de una buena planificación

Días, a veces semanas antes de la propia grabación, el equipo ya se prepara para la misma. En esto del porno, donde se graban escenas todos los días, el ritmo de trabajo es vertiginoso, así que es habitual trabajar en varios proyectos a la vez. Lo primero es determinar el tipo de escena que se quiere llevar a cabo, y en consecuencia al tiempo y a las necesidades, crear un presupuesto. Este puede variar muchísimo de una escena a otra, pero habitualmente un vídeo porno de unos 30 minutos, con buena calidad y grabado en Estados Unidos puede costar más de 3.000 dólares. Es una inversión que luego suele dar rédito, aunque a veces también se sube al doble o incluso al triple, si hay localizaciones mucho más espectaculares o actores mejor pagados.

Todo eso se tiene que preparar. Buscar el lugar donde grabar, que se habitúe a la escena (o al contrario, preparar el guión según el sitio que se tenga para grabar), contratar al equipo técnico… Los actores también suelen ser llamados con tiempo de sobra, ya que sus agendas son muy complejas, y cuesta encajar un día para que puedan compartir pasión antes las cámaras. Habitualmente se barajan varios nombres, y también es función de la productora el tantearlos y escoger a los mejores. Si hay que traerlos desde lejos se deben buscar vuelos, habitaciones de hotel, restaurantes para comer… Todo ello sumado a los propios contratos y permisos necesarios para rodar en ciertos sitios. Es una producción más compleja de lo podría parecer, y solo posible con una verdadera buena planificación.

Naturalidad y profesionalidad

Lo más interesante de todo este tema es que cuando analizamos la escena, la producción debe ser lo último en lo que pensemos. Todo debe quedar natural porque al final estamos rodando una fantasía que debe ser relativamente creíble. Desde el maquillaje de las chicas hasta la propia iluminación, el sonido… Todo debe ser inmersivo, pero a la vez natural. Y preparar algo así no es precisamente sencillo, ya que requiere de una gran profesionalidad y calidad. Esa naturalidad que buscamos hará que el espectador entre dentro de la escena, y la vea perfecta, solo que no sepa por qué. El trabajo que hay detrás es enorme, solo para conseguir ese efecto tan especial, sobre todo en las grandes producciones. El porno también tiene mucho de planificación, y seguro que ahora ya no vas a ver las escenas de la misma manera.